jueves, 9 de octubre de 2008

Cristina



Era una mañana gris y fría, salí del taxi , estaba algo nervioso, eran muchos días de no verla, cada uno había hecho su vida independientemente uno del otro (supongo que habían muchas historias que ambos no estábamos animados a contarlas al menos por ahora no) vi de lado a lado, había mucha gente, en Lima hay mucha gente, gente fea, gente insegura, gente que simplemente camina de un lado para otro, pero ella estaba ahí sola esperando algo, tomando sus manos y frotándoselas, yo sentía el vacío, el inoportuno nudo – estaba tan bella- fue un pensamiento propio, nunca lo sabrá.

Esa tarde caminamos porque teníamos que caminar, escuchando tanto de todo, había algunas respuestas para ella. Sus incógnitas me producían ira e indignación, me dió la impresión que no era muy feliz, tenía muchas quejas de lo que ella defendía alguna vez, la mocosa de ese entonces altanera y prejuiciosa del amor que se creía auto suficiente para decir: " ... te amo a ti pero no quiero que sea así", sufría por lo mismo, que irónica es la vida ¿Cómo se llamaba su tormento?¿en cuerpo de idiota?, prefiero abstenerme el nombre.

Ella estaba recibiendo todo lo que alguna vez creí sentir (no creo que sea propio hablar de ello) pero uno realmente no sabe que es eso: -de sentir uno mas que otro y no recibir la misma intensidad-, no es lo mismo que decirle aun amigo te quiero un huevo y recibir un calla cursi de mierda pero esa frase es el recíproco yo también –eres la persona indicada para hoy sentirme bien – a mi me pasaba eso cuando estaba con Cristina.

La escuchaba y sentía que debía protegerla ¿de qué? eso es lo de menos. Hay personas que tiene la facultad de arreglarte el día cuando es negro, turbio, Cristina era una de esas, yo solo soy un cobarde, un ex-drogadicto que le gusta escribir y recordar.

Acabamos en Miraflores comiendo un poco de helado y viendo ancianos bailar, observando algunos cuadros, me gustaban sus zapatillas de felpa, se le veía muy cómoda, muy segura – ¿Cómo es Cristina? – solo les diré que es una gaseosa en un desierto.

... Trataba de darle algunas respuestas, trataba de que el helado que comíamos nunca acabase, quería que fuese realmente feliz, a veces algunas cosas son tan difíciles, no tendré las agallas, para decirle: - todo saldrá bien con acciones-, me gustaría lavarle su cerebro terco, ella es terca, ella… Terminamos de comer los helados, la hora cruel llegaba con el cambio de matices en el cielo que me indicaron que tenía que llevarla a su casa en un maloliente carro.

-Cristina fue un gusto verte - igualmente – espero verte pronto – ojala tenga tiempo –(así también era ella no dueña de su tiempo, eso me jodía mucho), me bajé del carro y ví como se iba, sentí nostalgia, la suficiente para fumar y caminar sin importar que lloviese o que me robasen, solo era un día Cristina, solo fue un buen día…

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